lunes, 6 de octubre de 2014

Feministas y feministos

                Por una vez y sin que sirva de precedente voy a escribir algo sobre un tema de actualidad, aprovechando que me ha pillado con ganas y tiempo a la vez.

                Hace unos días ha causado cierto revuelo digital el discurso “feminista” que ha dado la actriz Emma Watson (sí, la de Harry Potter) en la ONU. Al principio no me interesó el tema, pensando que sería una parida, pero tras la insistencia de los medios me dio por leerlo y me he llevado una sorpresa. Es de lo más sensato que he leído sobre el tema. Y si realmente lo ha escrito ella, es muestra de madurez y de tener la cabeza bien amueblada, cosas totalmente inauditas en una persona que se hizo famosa siendo tan joven. Se puede leer entero aquí, y merece la pena.

                “Si los hombres no necesitan ser agresivos para ser aceptados, las mujeres no se verán obligadas a ser sumisas. Si los hombres no necesitan controlar, las mujeres no tendrán que ser controladas.(Emma Watson, discurso en la ONU)

                Y es que ya estoy bastante harto de escuchar y ver gilipolleces con todo este tema de la guerra de sexos. Quizá porque cada vez más, y sobre todo en las redes sociales, se tiende a radicalizarlo todo. Pero como decía aquel, un poquito de por favó.

                Mujeres del mundo que lucháis por la igualdad de sexos: a ver si nos centramos un poquito en las cosas que realmente importan y nos dejamos de gilipolleces que no llevan a ninguna parte en el mejor de los casos, y en el peor producen el efecto contrario al deseado. Me explico.       

               Lo que quiero decir con “cosas que realmente importan”:


  • Igualdad de salario. Esto es de cajón. Una mujer que tenga el mismo trabajo/posición que un hombre debe cobrar lo mismo. Punto.

  • Igualdad de oportunidades. Que por ser mujer no se vea discriminada a la hora de alcanzar cierta posición o de desempeñar cierto oficio. Esto parece que está superado, pero ni de coña. Y si no pensad en cuántas mujeres taxistas veis por ahí.

  • Apoyo a la maternidad. Que una mujer en edad fértil no tenga tan complicado encontrar un trabajo. Que las mujeres embarazadas no pierdan su empleo automáticamente, ya sea despedidas o en la modalidad española que se llama “no renovación”. Que una mujer no vea restringidas sus posibilidades de desarrollo profesional porque “en algún momento va a querer tener hijos”. Este punto es esencial si queremos tener una sociedad competitiva en lo económico, pero ese es otro tema…

               Lo que quiero decir con “gilipolleces que no llevan a ninguna parte”:

·         La estúpida guerra del lenguaje. Y me refiero a paridas como “jóvena”, “lideresa” y la soberana soplapollez de tener que mencionar los grupos dos veces, una por cada género (compañeros y compañeras, alumnos y alumnas, etc) o sustituir la vocal de “género” por una x, o una @. Hay quien lo llama “visibilizar a la mujer en el lenguaje”. Yo lo llamo “gilipollez suprema que me pone pa volar”. La cada vez más marcada tendencia a ser políticamente correcto ha hecho mucho daño en este sentido. Yo creo que este es uno de los puntos que más ha contribuido a desprestigiar el movimiento feminista y a que la gente se le ponga en contra. A algunos colectivos se les ha ido mucho la olla con esto, hasta el punto que yo he llegado a leer artículos en los que ya pasaban de la @ y usaban directamente el femenino plural para referirse a grupos multigénero. O sea, haciendo justo lo mismo que pretenden denunciar pero en sentido contrario; luego se quejan si las llamas feminazis. Sí, el lenguaje es sexista para algunas cosas (algo bueno es cojonudo y algo malo es un coñazo) pero eso no lo vas a cambiar. Hay cosas que se pueden discutir y aceptar, como la corrección de decir “una jueza” en lugar de “una juez”. Y hay otras cosas que van rematadamente en contra de toda lógica, como tener que doblar las palabras cuando se habla de grupos o usar aberraciones tipo “alumn@s”. Hay una cosa que se llama economía del lenguaje: la tendencia es a decir más cosas con menos palabras, no a tener que usar más palabras para decir lo mismo. Así que vamos a dejarnos de tonterías que la igualdad no va a venir por aquí. Hay cosas mucho más importantes que reconocerle a las mujeres, y en cualquier caso, las reglas lingüísticas no se cambian así como así. Cuando las mujeres cobren lo mismo que los hombres o se puedan quedar embarazadas sin miedo a perder el trabajo, no hará falta “visibilizar” nada en el lenguaje.

·         Renegar de la depilación como modo de reivindicar lo femenino y liberarse de la “opresión” masculina. Pero vamos a ver, ¿nos estamos volviendo gilipollas o qué? Si no te quieres depilar es tu problema, pero no metas a los hombres por medio ni digas que todas las mujeres son así de forma natural. Os recuerdo que las convenciones estéticas son algo que viene con la sociedad, no es algo que venga impuesto por el sexo contrario. Por lo visto en Turkmenistán (o en otro de esos países que acaban en –stán) el culmen de la mujer sexy es la uniceja, y la que no tiene entrecejo se lo pinta. Si decides no depilarte los sobacos, las piernas o el bigote pues perfecto; ningún hombre te perseguirá por la calle con una cuchilla al grito de “blasfema”, igual que a los hombres que no les crece la barba no les persiguen las mujeres para que se la pinten. Todo lo más que te lleves alguna mirada extrañada, o puede que incluso de asco, y apuesto a que la gran mayoría vendrán de otras mujeres. Yo hace tiempo que me depilo ciertas zonas por higiene o porque no me gusta, cientos de tíos por ahí van también a hacerse la cera por distintos motivos, y nadie nos dice que seamos unas nenazas por eso (y si nos lo dicen nos va a importar entre tres cojones y una puta mierda). Ahora eso sí, igual que a las mujeres no les suelen gustar los hombres que tienen más tetas que ellas a los hombres no les suelen gustar las mujeres con más bigote que ellos. Es la sociedad en la que nos hemos criado. Así que haced el favor de no mezclar los pelos con la igualdad ni el tocino con la velocidad.

Y ya para terminar: por favor, dejad de victimizaros por todo. Lo de la depilación es sólo un ejemplo de esto, que ahora parece que los hombres tenemos la culpa hasta de los dolores menstruales. Nada mejor para expresar lo que quiero decir que esta imagen: 



¿Alguna vez os habéis parado a pensar que a los hombres también se nos presiona? “Los hombres no lloran”… “No seas calzonazos y vente al bar”… Repito lo del punto anterior: es la sociedad, no los hombres. Por supuesto es algo que hay que cambiar y la única forma de hacerlo es con la educación, enseñando a los niños desde que son pequeños, pero también a los padres. Para que si una niña decide que quiere seguir jugando al fútbol encuentre en su entorno social y familiar más cercano el apoyo que necesita para hacerlo. Para que los niños aprendan a expresar y hablar sobre lo que sienten con naturalidad, y no se conviertan en los neandertales insensibles y poco comunicativos que se supone que tenemos que ser. Porque cuando veamos como normal el salirse de la regla, habremos acabado con esa regla. Continuamente se nos bombardea con mensajes sexistas, a veces no nos damos ni cuenta, y yo creo que eso es mucho más peligroso que cualquier regla lingüística.

…mis recientes investigaciones me han mostrado que el feminismo se ha convertido en una palabra poco popular. Las mujeres están eligiendo no ser identificadas como feministas. Aparentemente, esa expresión es percibida como demasiado fuerte, demasiado agresiva, aisladora, anti-hombre, e incluso inatractiva.

¿Por qué esta palabra se ha hecho tan incómoda? Creo que es un derecho que me paguen lo mismo que a mis compañeros hombres. Creo que es un derecho que pueda tomar decisiones sobre mi propio cuerpo. Creo que es un derecho que las mujeres estén involucradas por mí en las políticas y decisiones que afectarán mi vida. Creo que es un derecho que socialmente, se me ofrezca el mismo respeto que a los hombres.”
(Emma Watson, discurso en la ONU)

Creo que el gran error del movimiento feminista es que pretende cambiar el papel de la mujer haciendo la guerra contra los hombres, en lugar de hacer la guerra con los hombres. Chicas, no somos el enemigo. Al menos no todos: habrá tíos muy machistas, pero igual que también hay mujeres muy machistas. Es la sociedad la que nos impone los roles que tenemos que jugar, cómo tenemos que vivir nuestra vida. Se nos educa desde pequeñitos: las niñas juegan con muñecas y los niños con pistolas, y a lo largo de nuestra vida se nos sigue bombardeando con mensajes más o menos subliminales que perpetúan esos roles.

Fuente: @facua


En el último siglo el movimiento feminista ha conseguido unos progresos impresionantes. De ser prácticamente unas esclavas dedicadas a cuidar la casa y tener hijos (hasta hace no tanto, en España las mujeres no podían ni tener una cuenta en el banco sin permiso de su padre o de su marido) a estar como estamos ahora. Y todavía hay muchísimo por hacer, tanto en la sociedad occidental en la que vivimos como en otros países donde las mujeres tienen muchos menos derechos que en el nuestro. Así que por favor, vamos a dejar la pelea entre géneros y luchemos juntos, hombres y mujeres, por una sociedad en la que ellas tengan los mismos derechos y libertades que ellos.

Ah, y una última cosa. A las que dicen que luchan por la igualdad: ¿cuántas veces habéis protestado porque en el 95% de los casos de divorcio es la madre la que se queda con los hijos? ¿Cuántas veces habéis protestado por esos hombres que se ven en la ruina porque tienen que pagarle una pensión a la exmujer aun cuando ella también tiene trabajo para mantenerse? (un saludo Pilar, cacho de zorra). Pues eso. Que se nos llena la boca con la igualdad, pero lo mío, mío y lo tuyo luego ya si eso.  

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