sábado, 6 de julio de 2013

El pueblo de la princesa


  Hoy me ha pasado algo que es para reirse y para cortarse las venas a la vez. Todo empezó esta mañana cuando compartí por twitter el enlace a la última entrada de uno de mis blogs favoritos, Mi mesa cojea:




En el artículo habla, con su personal estilo, de la decadencia de la televisión y del circo repleto de payasos en el que se ha convertido, y como se puede ver, en el título aparece La Innombrable. Cuál no fue mi sorpresa cuando al rato recibo una mención en respuesta:






Me dije: “ya la he liado”. ¿Se habrá creído que he escrito yo el artículo? Luego me fijé bien en quién había respondido, y no podía salir de mi asombro. ¿Una cuenta-club de fans de La Innombrable? ¡Y con un blog y todo! El hecho de que existe gente que siga las andanzas televisivas de ese ser de ojos saltones es, desgraciadamente, conocido. Hostias, pero es que hay algunos que incluso dedican tiempo y esfuerzo a hablar sobre ella y defenderla en este mundillo virtual. Pero bueno, eso sólo me hizo perder algo más de fe en la humanidad. Lo que más me sorprendió fue que a esta gente les queden neuronas suficientes para usar un ordenador, y escribir algo medio inteligible y sin demasiadas faltas de ortografía. Se ve que el comentario le pareció de lo más ingenioso, porque se había dedicado a responder exactamente lo mismo a todos los que habíamos twiteado ese artículo esa mañana:






No había ingenio para tanto twit, pero al menos queda probado que su cerebro le da para dominar la técnica “copiar+pegar” en alguna de sus variantes y luego quitar caracteres aquí y allá para no exceder el límite de los 140; un caso digno de estudio. Después de esto, y en un arrebato pasajero de masoquismo, indagué un poco en los twits de esta individua y me encontré con esto:





La conversación contiene un twit incompleto que, creo, enlazaba con esto:



Lo que me molesta de todo esto es ese tono despectivo con el que dice “intelectualillos”, que suena casi a insulto. Hija, es que al lado de gente como tú es tan jodidamente fácil parecer un intelectual... ¿eso es lo que te jode? Siempre estás a tiempo de apagar la tele, volver a la escuela y aprender a leer y escribir correctamente. Lo demás ya viene solo.
Y luego manda a los “intelectualillos” a “arreglar el país ya que saben tanto”. Esto ya es para mear y no echar gota. Como si saber tanto fuera algo malo. Así a bote pronto se me ocurrió algo que no sería una mala forma de empezar a arreglar el país: desterrar a tu adorada “Be” y a todos sus colegas, junto con todos los “grandes hermanos” y los participantes del programa ese de Chulos, Fulanas y Viceversa; y por supuesto a toda su legión de seguidores con encefalograma plano, tu la primera, que desprecian a cualquiera cuyos intereses vayan más allá de pasarse el día estupidizándose frente a la tele o discutiendo sobre las banalidades que ven en ella. Si consideras que hay gente con un nivel intelectual (si es que tal cosa existe) superior al tuyo, lo menos que puedes hacer es respetarlos. Y si su existencia te hace sentir mal, solo tienes que intentar parecerte a ellos dentro de tus posibilidades. Pero claro, para eso hay que empezar por apagar la tele, y no se le pueden pedir peras al olmo...

Mención aparte merece el comentario de la tal Marillac. Es difícil de entender por la mala sintaxis, y tiene faltas de ortografía que hacen sangrar los ojos, pero viene a decir que el haber compartido ese artículo de Mi Mesa Cojea es signo de que no sé qué rumbo tomar en la vida (¿?), que estoy desperdiciando mi cerebro (habló de putas, la Tacones), y que no se distinguir la realidad debido a mi fustraccion. Chsst, eh: FUSTRACCION!!! Eso no tiene pinta de ser un error tipográfico eh? Hay que joderse...

En fin, mi cerebro no, pero algo de tiempo si que he desperdiciado escribiendo sobre toda esta mierda. Y oye, me he quedado a gustísimo...

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